4/16/2010

Soy un peón más, en una vida sin meta que alcanzar.
Soy el sonido de los pasos de un sujeto por la calle, que todos oyen, pero nadie escucha ni presta atención.
Soy una respiración más en el viento, que será recogida de nuevo por otro individuo parecido en cierta manera a mí: otro peón más.
Soy el teclado del ordenador con su repiqueteo al escribir, en una pequeña habitación de madera e lo más recondito del mundo.
Soy las enormes lágrimas que caen de mis ojos cuando estoy triste, pero que se confunden con el color de mi piel cuando hay gente a mi alrededor...

Soy una más...

Fuí una sonrisa por Navidad, acompañada de una muñeca de porcelana que nadie quería excepto yo.
Fuí el llanto de una mocosa que se hacia pis en clase su primer día de colegio, al ver como su madre la abandonaba con una profesora extraña.
Fuí la excitación por aprender los números y las letras, los colores; todo...
Fuí las mejores notas de una clase mediocre en un colegio mediocre, rodeada de profesores ancianos y experimentados, con extrañas historias de secuestros y fantasmas saliendo de los labios rojos de una tutora de primaria que moriría con los años de un paro cardíaco...
Fuí la humillación de sentirse ofendida cuando otros peones en formación se meten por primera vez con una imaginación rebosante que no deja madurar ni crecer.
Fuí el interés por las cosas más triviales de la vida, en las que sólo me fijaba yo y nadie más...
Fuí el abrazo a un profesor que me entendió y supo tratarme y entenderme, para despedirse de mi con lágrimas en los ojos y fallecer dos semanas despues de una visita de la que me llevé como recuerdo un bombón de licor.
Fuí la sensación de soledad rodeada de gente indiferente, egoísta y egocéntrica, en un mundo ue nisiquiera me gusta...

Fuí felicidad que se marchitó con los años...

Que será de mi alma cuando el mundo se acabe y solo quede yo para compartir mis penas con las almas de aquellos que me han mirado alguna vez?